miércoles, 18 de febrero de 2015

LA BASÍLICA MARTIRIAL DE SAN EUFRASIO

Foto de Manolo Fernández.
Santa Potenciana y San Eufrasio
 
 
SOBRE LA BASÍLICA MARTIRIAL DE SAN EUFRASIO EN ILITURGI
 
Manuel Fernández Espinosa
 
Nos cuenta San Eulogio que, en el año 618, el rey Sisebuto mandó erigir, sobre la tumba de San Eufrasio, una Basílica Martirial:
 
"...en tiempos del emperador Heraclio, séptimo año de su imperio, corriendo la Era 656; en este tiempo el obispo Isidoro de Hispalis sobresale en la doctrina católica, y Sisebuto ocupa el trono regio en Toledo. Cerca de la ciudad de Iliturgi es edificada la iglesia de San Eufrasio sobre su sepulcro. Asismismo, en Toledo, se trabaja en el imponente templo de Santa Leocadia, bajo las órdenes del susodicho rey".
 
"...tempore Heraclii imperatoris anno imperii eius septimo currente Era DCLVI. In hoc tempore Isidorus Hispalensis episcopus in catholico dogmate claruit et Sisebutus Toleto regale culmen obtinuit. Ecclesia beati Euphrasii apud Iliturgi urben super tumulus eius aedificatur. Toleto quoque beatae Leocadiae aula miro opere iubente praedicto principe".
 
(San Eulogio, Liber apologeticus martyribus, XVI)
 
Sin embargo, el P. Flórez llegó a copiar una inscripción en su tomo XII de la "España Sagrada" en la que se hacía constar que esta basílica levantada sobre la tumba del varón apostólico fue erigida el año 627, reinando Suintila. Parecería que la inscripción registrada por el P. Flórez en el siglo XVIII contradijera el testimonio de San Eulogio, pero teniendo en cuenta que: 1) Sisebuto falleció el año 621; 2) Que le sucedió en el trono su hijo Recaredo II, pero que éste murió tras unos días de reinado y que 3) El efímero Recaredo II fue sucedido en el trono por Suintila, que reinó hasta el 631: debiéramos pensar que, en tiempos de Sisebuto se echaron los cimientos de la Basílica Martirial de San Eufrasio y que ésta fue concluida bajo el reino de Suintila.
 
Sisebuto destacó en su reinado por su celo catolicísimo: hizo cumplir las leyes que Recaredo había promulgado, para liberar y exonerar a los cristianos de la ominosa esclavitud a la que los sometían los judíos. Las leyes de Recaredo no habían sido cumplidas por los antecesores de Sisebuto, pero éste se aplicó a fondo para que ningún cristiano de su reino pudiera ser esclavo de judíos que, por lo que se infiere, eran esclavistas. En su celo por dignificar la vida religiosa no hubo ni un regateo; asesorado por su maestro Isidoro de Sevilla, Sisebuto puso orden en el episcopado hispano. Cuando el obispo Cecilio de Mentesa* expresó su deseo de recogerse en cenobio, Sisebuto le envió una carta en la que le impedía fugarse de sus obligaciones episcopales, con durísimas palabras: "no deja de admirarme -le decía el rey- que, en vez de corregir el mal que precisamente has cometido, quieras ser feliz a costa de la felicidad y del bien de muchos", en la epístola le ordenaba comparecer ante su presencia y la de otros obispos, para meterlo en cintura de tú a tú. A Eusebio obispo de Tarragona le reprochaba, en otra carta, que perdiera el tiempo en el teatro, en vez de dedicarse a su misión apostólica. Era un monarca piadoso que no transigía con debilidades. No nos quepa duda: Sisebuto fue uno de los más grandes reyes visigodos.  
 
Desde muy antiguo (y todavía sin erradicar, pese a los hallazgos epigráficos) hubo un error toponímico que hacía pensar que la arcaica Iliturgi se identificaba con Andújar. Este error, todavía mantenido vulgarmente, hizo pensar a muchos historiadores andujareños que en la Basílica martirial de San Eufrasio ("apud Iliturgi"), edificada por Sisebuto, se daba culto inmemorial a la imagen que hoy se venera en Sierra Morena bajo la advocación de Virgen de la Cabeza, patrona de la Diócesis de Jaén. Aunque podemos hallar referencias en historiadores del siglo XVII, podemos citar este pasaje de D. Francisco Trigueros Engelmo que, en su libro "La Virgen de la Epopeya" (1948), resume esta tradición así:
 
"Afirma la tradición que San Eufrasio fué el portador de la imagen que se apareció en el cerro llamado "Cabeza"; que, hecha cristiana Andújar por su constante predicación y sede episcopal, fecundada por su sangre, en esta ciudad dejó los recuerdos que de Roma trajo, y que en las capillas levantadas al Santo, se veneró la imagen bendita, y cuando en el año 618 de la Era cristiana el Rey godo Sisebuto le hizo grande y suntuoso Templo, es de suponer que en él recibió ya culto la Virgen Madre de Dios en esa imagen que tan bien guardaron nuestros antepasados".
 
Con la invasión sarracena, la imagen de la Virgen sería escondida por los cristícolas en la fragosidad de Sierra Morena, hasta su aparición y descubrimiento en tiempos de la reconquista. Las reliquias de San Eufrasio, por su parte, también serían puestas a buen recaudo, trasladándose a la provincia de Lugo para evitar las profanaciones a las que sometían los mahometanos el sepulcro del varón apostólico.
 
La arqueología ha establecido que la correcta localización de Iliturgi no hay que hacerla en Andújar, sino en los parajes de la llamada Encomienda de Maquiz o Cerro Maquiz, en el actual término municipal de Mengibar, donde por cierto se levanta en el día de hoy una devota y antigua ermita consagrada a Santa María Magdalena, ermita cuya antigüedad ya documentan autores como Rus Puerta o Jimena Jurado (ambos escribieron en el siglo XVII).
 
No sabemos de ninguna exploración arqueológica de envergadura realizada en el Cerro Maquiz, con el propósito de descubrir la antiquísima Iliturgi. Si algún día se realizara una excavación exhaustiva en Cerro Maquiz, muy probablemente, cerca de él (¿tal vez bajo la misma ermita de la Magdalena?), pudieran descubrirse los vestigios de la Basílica martirial que levantó Sisebuto. Pero, bien nos consta a nuestro pesar, que el dinero público empleado en España para excavaciones arqueológicas, siempre tiene otros destinatarios que no son, precisamente, los yacimientos visigodos.
 
 
 
 
* En su libro "Los godos en España", del historiador Edward Arthur Thompson (por muchos conceptos encomiable) hay que corregir al autor británico que cuando se refiere a Cecilio de Mentesa equivoca "Mentesa" con "Montiel", cuando la epigrafía tiene sobradamente demostrado que Mentesa corresponde a la actual ciudad de La Guardia (Jaén).

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