domingo, 11 de octubre de 2015

EL PILAR DE LA VIRGEN: AXIS MUNDI DE LA HISPANIDAD


 
CONSIDERACIONES MÍSTICAS Y SIMBÓLICAS
 
 
Manuel Fernández Espinosa

 
Como todo el mundo sabe (o debiera saber), la Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad, de Aragón y de la Guardia Civil, no es una mariofanía cualquiera. La venerabilísima tradición nos retrotrae al año 40 d. C. cuando el 2 de enero la Santísima Virgen María se aparece a Santiago Apóstol en Zaragoza (antigua Caesaraugusta), cuando el apóstol evangelizaba Hispania. La aparición de Nuestra Señora fue en carne mortal, pues todavía vivía Ella sobre la tierra y no había sido asunta al cielo en cuerpo y alma. En el lugar de la maravillosa aparición, quedó una columna de jaspe: el Pilar.
 
La columna tiene aquí una importancia que muchas veces no se ha advertido. El Pilar de Zaragoza es nuestro Axis Mundi (el Eje del Mundo hispánico), en un sentido real, sagrado y también simbólico. El Pilar es un símbolo de verticalidad que nos hace alzar los ojos al mundo superior, cuando en nuestro mundo horizontalista parece que no hay nada por encima de nuestras cabezas. A través del Axis Mundi, la realidad sobrenatural comunica con la realidad terrena, pudiendo ascender las plegarias de la Iglesia Militante al Cielo y recibiendo gracias que descienden del Cielo, desafiando todas las incredulidades más recalcitrantes, como lo hizo el milagro que la Virgen María realizó con Miguel Pellicer, el Cojo de Calanda, al que la Virgen María restituyó una pierna que le había sido amputada, hecho que asombró a toda Europa, sin dejar de pasmar a los protestantes o al mismo empirista David Hume. 
 
Todas las culturas que pueden llamarse tales han tenido su propio Axis Mundi, siendo éste el nexo entre el Cielo y la Tierra. A veces ha sido un árbol, otras veces una montaña, también una columna. Para los germanos fue Yggdrasil (el fresno perenne), en el Japón lo es el Monte Fuji, en China las Montañas Kunlun... Mircea Eliade estudió en profundidad este símbolo ubicuo, interpretando como Axis Mundi la obra escultórica de su compatriota Konstantin Brancusi, la Columna del Infinito que se alza  en Târgu Jiu (Rumanía).
 
Para la Hispanidad y, por tanto, para España, Aragón y Zaragoza, el Pilar es el lugar sagrado por antonomasia, la prenda que la Santísima Virgen María nos dejó como testimonio de su especial predilección por nuestra nación, para la que la Providencia tenía reservada la misión mesiánica de salvar al mundo, poniéndolo bajo la Realeza de Cristo Señor Nuestro. Y aquí las fechas son bastante significativas e importantes: El 2 de enero de 1492, conmemoración de la Venida de la Virgen, los Reyes Católicos concluirían la Reconquista, tomando Granada; el 12 de octubre, Cristóbal Colón descubría América. También debiéramos recordar la significación mística de Nuestra Señora en su advocación de Guadalupe extremeña y mexicana, pero será cuestión de otro artículo.
 
Se emprendía desde ese momento la fundación de un Imperio, la procreación de un mundo: la Hispanidad.
 
El Pilar para oscular
 
 

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