Alessandro di Cagliostro, farsante y fundador del Rito Egipcio de la Francmasonería |
Manuel Fernández Espinosa
DE LA PRIMERA COMPOSICIÓN Y PÉRDIDA DE ESTE LIBRO
A finales del siglo XVIII floreció en la Provincia franciscana de Granada un fraile menor cuyo nombre fue P. Fray Salvador Laín Rojas. Nacido en 1741 en Bujalance (Córdoba), llevó una vida de estudio no exenta de pruebas vitales que lo fraguaron en las tribulaciones. La época que le tocó vivir fue como todas, difícil para la verdad. En 1808, como todo el mundo sabe, los ejércitos napoleónicos ocuparon España y este fraile andaluz -como tantos otros- arriesgó su vida por su Religión y por su Patria y por su Rey. Fray Salvador moriría en su ciudad natal en el año de 1824, a la edad de 63 años.
Su más temprana formación religiosa tuvo lugar en su pueblo, siguiendo felizmente su noviciado en Córdoba en el curso del año 1779. Pasó por varios conventos de la Provincia, aplicándose a los estudios de Artes, Filosofía y Teología, con que se especializó en predicación e Historia de su Orden, a la par que adquiría notables conocimientos en cultura romana, hebrea y árabe que le valieron reputación en la disciplina epigráfica que en aquellos días iba adoptando métodos científicos.
En 1790 el P. Laín Rojas ganó la cátedra de Filosofía del convento de Úbeda (Jaén), y en 1797 obtuvo el puesto de predicador principal del convento de Martos (Jaén), ocupando posteriormente, en el mismo convento, la plaza de profesor de Filosofía cuando se trasladó al mismo el estudio de Artes y Filosofía.
En plena invasión napoleónica, el P. Fray Salvador Laín Rojas no dudó ni por un momento en posicionarse contra los invasores. Años antes, nos confiesa él mismo, había estudiado con detenimiento y profundidad las raíces de la Revolución francesa de 1789 concibiendo un sistema que explicara el fenómeno revolucionario contemporáneo. El fruto de sus concienzudos estudios se plasmó en una obra que no ha llegado a nosotros, pero cuyo mismo título nos revela su tema al haberla titulado: "IDEA DE LA QUINTA MONARQUÍA DEDUCIDA DE LOS LIBROS SANTOS".
Hemos tomado como cabecera para nuestro trabajo el título original de sus investigaciones, añadiéndole al prolijo título que él le puso, la coletilla de nuestra propia cosecha que alude a los libros profanos de que también nos hemos servido en el presente estudio. La biografía y obra del P. Laín Rojas ha sido estudiada por uno de sus más eminentes correligionarios del siglo XX, el arqueólogo y epigrafista pucelano P. Fray Alejandro Recio Veganzones, O.F.M. (q.e.p.d.), nuestro maestro y amigo.
De las partes de que se componía el dicho manuscrito titulado "Idea de la Quinta Monarquía..." nos da cuenta el mismo fraile autor, así como de las vicisitudes por las que pasó el manuscrito. Será en su posterior obra "Historia de la Provincia de Granada de los Frailes Menores de Nuestro Padre San Francisco", del año 1819, inédito a fecha de hoy (cuando escribo el presente texto es el año 2002) donde el P. Salvador Laín Rojas nos cuente lo que ocurrió con aquella obra -"Idea de la Quinta Monarquía"- que nadie puede, por desgracia, consultar en ninguna biblioteca del mundo. Son estas noticias que sobre la "Idea de la Quinta Monarquía..." nos proporciona Laín Rojas en su "Historia" la base de la presente exposición.
En el curso de unas indagaciones históricas que llevábamos a cabo, fuimos distinguidos con el hallazgo de parte del manuscrito de la "Historia..." al que más arriba hemos aludido. El P. Salvador Laín Rojas nos relata los difíciles años de la dominación napoleónica que él sufrió en calidad de patriota español y sacerdote católico.
Aquel episodio histórico fue una de las postreras ocasiones en que las fuerzas tradicionalistas españolas combatieron al unísono a las fuerzas de la subversión revolucionaria, encarnadas en los poderosos ejércitos napoleónicos, apoyados por los españoles afrancesados y colaboracionistas del invasor. Aquella página de la Historia de España constituyó una de las últimas epopeyas del heroísmo hispánico. Comentando los prolegómenos de aquella invasión que tantas jornadas heroicas deparó para el pueblo español (Bailén, Zaragoza...), nos cuenta el P. Laín Rojas (respetamos la grafía de la época en los pasajes que reproduciremos):
"Como en consequencia al sistema, que yo había formado, me era indispensable decir y obrar muchas cosas, que chocarían a muchos en la época de la cautividad francesa, que ya veía venir sobre la desgraciada Andalucía, me resolví a escribir un libro, en el qual pondría los fundamentos de mis operaciones por un modo indirecto, como lo hize trabajando una obra con este título: Idea de la Quinta Monarchia deducida de los Libros Santos. En esta obra se trataba del antiquísimo origen de los Francmasones, de sus designios que son conspirar contra el Trono, y el Altar hasta apoderarse del uno, y destruir el otro, de las tentativas que sobre lo uno y lo otro han hecho en diversas épocas, y del modo con que han sido descubiertos, y castigados, aunque no apurados, del tiempo en que han de lograr apoderarse del Imperior casi universal, y trastornar la Religión, y su culto público: de los años que su imperio durará: del fin que ha de tener: quándo y cómo será: y del modo cómo deben comportarse los christianos católicos en tan críticas circunstancias. Esta obra me la pidió para imprimirla Don Francisco José de Molle, Editor del Procurador General, y ni la imprimió, ni menos me la ha querido restituir. Las ocurrencias desde el tiempo en que la obra se escribió hasta nuestros días han sido las mismas, que yo había prevenido, y esto hace probable que lo mismo sucedrá con las que aun no se han cumplido." (Historia de la Provincia...)
Ignoramos si el P. Laín Rojas conocía los cuatro tomos de las "Memorias para servir a la historia del jacobinismo" que en 1797-1798 publicó el erudito jesuita francés, abate Agustín Barruel. No creemos que el P. Laín Rojas dominase el idioma inglés, aunque posteriormente un correligionario de nuestro Laín Rojas, el franciscano español fray Raimundo Strauch y Vidal, obispo de Vich, traduciría la obra de Barruel al castellano, publicándose los dos primeros tomos en 1812-1813.
Este Obispo de Vich sería asesinado en Vallirana (Barcelona) el 16 de abril de 1823.
Aunque el P. Laín Rojas conociera la obra del abate Barruel, por semejantes que puedan resultar los planteamientos del jesuita francés y del franciscano cordobés, creemos que se trata de dos obras muy distintas, en tanto que, como veremos más abajo, los métodos usados por ambos historiadores son distintos.
El abate Barruel emplea un material de primera mano, basado en su testimonio vital como testigo de excepción en los nefastos acontecimientos de la Revolución Francesa, mientra que el P. Laín Rojas aplica un método más de laboratorio bíblico y filológico. En ello estriba, según nuestra apreciación, la diferencia entre ambos, aunque ambas investigaciones con su propio método vengan a coincidir en resultados semejantes. En ese sentido, la particularidad del P. Laín Rojas reside en su prognosis, casi profética: descubrió a priori la amenaza que se cernía sobre España y sobre la religión católica (y, por ende, la que se avecinaba sobre todo el mundo), para lo cual no le hizo falta presenciar las barbaridades revolucionarias efectuadas en la vecina Francia por la secta jacobina, aunque fue testigo de la barbarie napoleónica en España.
No obstante, muy ambiciosos se nos aparecen los objetivos que el fraile de Bujalance indica que se marcó para la composición de esta obra, lamentablemente perdida. Por razones que podemos imaginar, pero que se nos escapan, el editor del Procurador General, D. Francisco José de Molle, se hizo con el manuscrito original de la "Idea de la Quinta Monarquía...", pero este señor no llegó a imprimir el manuscrito y tampoco lo devolvió a su autor, cuando éste se lo reclamó -según nos cuenta el P. Laín Rojas.
Aunque el P. Laín Rojas conociera la obra del abate Barruel, por semejantes que puedan resultar los planteamientos del jesuita francés y del franciscano cordobés, creemos que se trata de dos obras muy distintas, en tanto que, como veremos más abajo, los métodos usados por ambos historiadores son distintos.
El abate Barruel emplea un material de primera mano, basado en su testimonio vital como testigo de excepción en los nefastos acontecimientos de la Revolución Francesa, mientra que el P. Laín Rojas aplica un método más de laboratorio bíblico y filológico. En ello estriba, según nuestra apreciación, la diferencia entre ambos, aunque ambas investigaciones con su propio método vengan a coincidir en resultados semejantes. En ese sentido, la particularidad del P. Laín Rojas reside en su prognosis, casi profética: descubrió a priori la amenaza que se cernía sobre España y sobre la religión católica (y, por ende, la que se avecinaba sobre todo el mundo), para lo cual no le hizo falta presenciar las barbaridades revolucionarias efectuadas en la vecina Francia por la secta jacobina, aunque fue testigo de la barbarie napoleónica en España.
No obstante, muy ambiciosos se nos aparecen los objetivos que el fraile de Bujalance indica que se marcó para la composición de esta obra, lamentablemente perdida. Por razones que podemos imaginar, pero que se nos escapan, el editor del Procurador General, D. Francisco José de Molle, se hizo con el manuscrito original de la "Idea de la Quinta Monarquía...", pero este señor no llegó a imprimir el manuscrito y tampoco lo devolvió a su autor, cuando éste se lo reclamó -según nos cuenta el P. Laín Rojas.
DE LAS RAZONES Y FUENTES DE LA INQUISICIÓN SOBRE LA FRANCMASONERÍA DEL P. LAÍN ROJAS
Los motivos que impulsaron al P. Laín componer este libro desaparecido de la "Idea de la Quinta Monarquía.." que venimos comentando aquí, hay que encontrarlos -a tenor de lo que él mismo confiesa- en "la lección interrumpida de las Gacetas de más de veinte años, con una particular lección, y observancia de la Historia de mi edad, y con la lección tristísima de mi propia conciencia, que me acusaba de muchos, y gravísimos delitos. Por templar del mejor modo posible la amargura de mi corazón, que se temía verse consumido por la ira de un Dios Justo, que tarde o temprano da a los pecadores indóciles el castigo que merecen, me había dedicado diez años antes de esta época a la lectura de las Divinas Escrituras. En esta lección la mejor de todas encontraba el consuelo, y se dilataba algún tanto mi aflixido corazón. Yo no leía los Libros Santos por adquirir una erudición fastuosa, sino por aprender el arte de poderme salvar, contando siempre con la Misericordia de mi Dios."
No fue el vano prurito de acopiar más y más datos bíblicos lo que espoleaba los estudios veterotestamentarios y neotestamentarios del P. Laín Rojas, sino la búsqueda de la voluntad de Dios expresada en las Sagradas Escrituras, el conocimiento más alto y único capaz de salvarnos. Además de los Libros Sagrados, hemos de figurarnos que el P. Laín Rojas avizoraba los sucesos que sacudían Europa en aquellos años de la Revolución francesa, atendiendo muy particularmente a la "observancia de la Historia de mi edad", valiéndose para ello de las noticias que en aquella época llegaban de la vecina Francia a España por el primitivo periodismo de la época, que se plasmaba en las Gacetas.
El caso fue que el P. Laín Rojas se previno providencialmente y encaró la tarea de profundizar en el estudio de los orígenes de la Francmasonería. Para tal efecto se dotó de una profusa bibliografía bíblica que él mismo nos cita, marcándose una disciplina metódica para desempeñar su trabajo intelectual. El mismo fraile nos apunta los libros de que se sirvió:
"Para no errar en el estudio que hacía por sí solo sin Maestro vivo, y evitar el escollo littera occidi manejaba la Biblia de Don Hamet, y más moderna de Tirino, las Obras del gran Padre San Gerónimo, de Wouters, la Historia Eclesiástica del Viejo Testamento de Natal Alexandro, las Disertaciones Bíblicas de Calmet, y su Diccionario Geográfico de la Tierra Santa, la obra del P. Pineda De rebus Salomonis, las Exposiciones de los Psalmos del Cardenal Belarmino, y de Genebrardo, las de los Profetas del P. Ribera, y la del Apocalipsis de Silveira, y otras. Este estudio hecho a mi parecer con devoción, producía en mí la detestación de mis pecados, la confesión sacramental de ellos, y una petición humilde al Dios de Misericordia suplicando al Señor nos perdonase por su inefable piedad, y por los merecimientos de nuestro Señor Jesuchristo, Dios y Hombre verdadero; y pidiendo especialmente a su Magestad me conservase, y aumentase la fee, que recibí en el Bautismo, y no permitiese que yo la abandonase en el tiempo de la tentación, que ya veía me estaba amenazando."
Nos puede llamar la atención la recurrente autoinculpación del fraile franciscano, que nos hace pensar si no es el caso de que, tal vez –inocentemente- el P. Laín Rojas hubiera fliltreado en su años mozos con la Ilustración de cuño masónico, algo muy común en muchos religiosos que, desoyendo las congruas condenas pontificias, curioseaban y confraternizaban con los francmasones en las logias dieciochescas. No sabemos a día de hoy si el fraile tuvo membresía que más tarde quebrantara por razones doctrinales, pero hacemos constar nuestra sospecha a raíz de sus reiteradas autoinculpaciones.
Los motivos que impulsaron al P. Laín componer este libro desaparecido de la "Idea de la Quinta Monarquía.." que venimos comentando aquí, hay que encontrarlos -a tenor de lo que él mismo confiesa- en "la lección interrumpida de las Gacetas de más de veinte años, con una particular lección, y observancia de la Historia de mi edad, y con la lección tristísima de mi propia conciencia, que me acusaba de muchos, y gravísimos delitos. Por templar del mejor modo posible la amargura de mi corazón, que se temía verse consumido por la ira de un Dios Justo, que tarde o temprano da a los pecadores indóciles el castigo que merecen, me había dedicado diez años antes de esta época a la lectura de las Divinas Escrituras. En esta lección la mejor de todas encontraba el consuelo, y se dilataba algún tanto mi aflixido corazón. Yo no leía los Libros Santos por adquirir una erudición fastuosa, sino por aprender el arte de poderme salvar, contando siempre con la Misericordia de mi Dios."
No fue el vano prurito de acopiar más y más datos bíblicos lo que espoleaba los estudios veterotestamentarios y neotestamentarios del P. Laín Rojas, sino la búsqueda de la voluntad de Dios expresada en las Sagradas Escrituras, el conocimiento más alto y único capaz de salvarnos. Además de los Libros Sagrados, hemos de figurarnos que el P. Laín Rojas avizoraba los sucesos que sacudían Europa en aquellos años de la Revolución francesa, atendiendo muy particularmente a la "observancia de la Historia de mi edad", valiéndose para ello de las noticias que en aquella época llegaban de la vecina Francia a España por el primitivo periodismo de la época, que se plasmaba en las Gacetas.
El caso fue que el P. Laín Rojas se previno providencialmente y encaró la tarea de profundizar en el estudio de los orígenes de la Francmasonería. Para tal efecto se dotó de una profusa bibliografía bíblica que él mismo nos cita, marcándose una disciplina metódica para desempeñar su trabajo intelectual. El mismo fraile nos apunta los libros de que se sirvió:
"Para no errar en el estudio que hacía por sí solo sin Maestro vivo, y evitar el escollo littera occidi manejaba la Biblia de Don Hamet, y más moderna de Tirino, las Obras del gran Padre San Gerónimo, de Wouters, la Historia Eclesiástica del Viejo Testamento de Natal Alexandro, las Disertaciones Bíblicas de Calmet, y su Diccionario Geográfico de la Tierra Santa, la obra del P. Pineda De rebus Salomonis, las Exposiciones de los Psalmos del Cardenal Belarmino, y de Genebrardo, las de los Profetas del P. Ribera, y la del Apocalipsis de Silveira, y otras. Este estudio hecho a mi parecer con devoción, producía en mí la detestación de mis pecados, la confesión sacramental de ellos, y una petición humilde al Dios de Misericordia suplicando al Señor nos perdonase por su inefable piedad, y por los merecimientos de nuestro Señor Jesuchristo, Dios y Hombre verdadero; y pidiendo especialmente a su Magestad me conservase, y aumentase la fee, que recibí en el Bautismo, y no permitiese que yo la abandonase en el tiempo de la tentación, que ya veía me estaba amenazando."
Nos puede llamar la atención la recurrente autoinculpación del fraile franciscano, que nos hace pensar si no es el caso de que, tal vez –inocentemente- el P. Laín Rojas hubiera fliltreado en su años mozos con la Ilustración de cuño masónico, algo muy común en muchos religiosos que, desoyendo las congruas condenas pontificias, curioseaban y confraternizaban con los francmasones en las logias dieciochescas. No sabemos a día de hoy si el fraile tuvo membresía que más tarde quebrantara por razones doctrinales, pero hacemos constar nuestra sospecha a raíz de sus reiteradas autoinculpaciones.
AL MEOLLO DE LA QUINTA MONARQUÍA
La investigación del P. Laín encontró pronto su epicentro en la profecía del sueño de Daniel, de la que precisamente toma título la obra nonnata que comentamos.
"Estudiando con estas disposiciones, me pareció que la desgraciada época en que vivimos corresponde al imperio significado en aquella porción de estatua, que vió en sueños Nabucodonosor, Rey de Babilonia, representada por el barro, de que se componía la parte más baxa de sus pies: Pedum quedam pars erat ferrea, quaedum auten fictilis (Daniel capit. 2 versic. 33); y que aquella representación significaba propriamente el imperio de los Fracmasones, que ha elevado su cabeza en nuestros días. Me parecía igualmente que el imperio de los Fracmasones estaba significado en aquella palabra "Banaias", que se lee en el capítulo undécimo de la Profecía de Ezequiel: porque con efecto "Banaias" en Lengua Hebrea significa Masón."
Los resultados de su investigación para la "Idea de la Quinta Monarquía" nos ofrecen dos datos muy sobresalientes. El P. Laín Rojas detecta que los propósitos de la Francmasonería de su época coinciden con "la empresa de los Fracmasones de la secta reformada por Caliostro, nombrada por eso Egipciana". El P. Laín alude al rito de Memphis-Misraim, masonería de la que Guénon se ocupó, reprochándole su desviación.
El P. Laín también cree encontrar en la profecía de Ezequiel la delineación de las logias francmasónicas. También es interesante la conexión que establece el P. Laín, bien temprano para su época, entre Masonería y Judaísmo. "La frecuencia con que yo revolvía los Libros arriba dichos leyéndolos por entero, y con buen méthodo, me había dado a conocer el significado de muchas palabras hebreas, que en ellos están interpretadas. De aquí era que no dudaba que los nombres de Neker, Marat, Chabot, Sabari, Murat, Junoth, Jourdan, Boni, y otros muchos delos principales agentes de la Revolución Francesa eran Hebreos, y tienen su significación en lengua hebrea, quando en las demás lenguas son insignificantes. De esta consideración con los Autores de la Quinta Monarchía, y a investigar si de esto hai alguna insinuación en las Divinas Escrituras. Me pareció que la hai con efecto en el capítulo XI de Daniel, verso XIV, en aquellas palabras: Y también los hijos de los prevaricadores de tu pueblo se insurreccionarán para cumplir la visión, y caerán."
El P. Laín Rojas alude a varias profecías veterotestamentarias. Pero la más importante de ellas es, sin duda, la de Daniel, de la que toma nombre el título de la obra del fraile franciscano; en ella se nos narra el sueño que tuvo Nabucodonosor y que llegó a intrigar tanto al rey de Babilonia que éste convocó a los adivinos e intérpretes de sueños para despejar sus incógnitas. Es entonces cuando aparece Daniel que revela a Nabucodonosor la sustancia de la revelación onírica. Reproduciremos en otra entrega, por la importancia que tiene para el desarrollo de la "Idea de la Quinta Monarquía" el texto bíblico.
La investigación del P. Laín encontró pronto su epicentro en la profecía del sueño de Daniel, de la que precisamente toma título la obra nonnata que comentamos.
"Estudiando con estas disposiciones, me pareció que la desgraciada época en que vivimos corresponde al imperio significado en aquella porción de estatua, que vió en sueños Nabucodonosor, Rey de Babilonia, representada por el barro, de que se componía la parte más baxa de sus pies: Pedum quedam pars erat ferrea, quaedum auten fictilis (Daniel capit. 2 versic. 33); y que aquella representación significaba propriamente el imperio de los Fracmasones, que ha elevado su cabeza en nuestros días. Me parecía igualmente que el imperio de los Fracmasones estaba significado en aquella palabra "Banaias", que se lee en el capítulo undécimo de la Profecía de Ezequiel: porque con efecto "Banaias" en Lengua Hebrea significa Masón."
Los resultados de su investigación para la "Idea de la Quinta Monarquía" nos ofrecen dos datos muy sobresalientes. El P. Laín Rojas detecta que los propósitos de la Francmasonería de su época coinciden con "la empresa de los Fracmasones de la secta reformada por Caliostro, nombrada por eso Egipciana". El P. Laín alude al rito de Memphis-Misraim, masonería de la que Guénon se ocupó, reprochándole su desviación.
El P. Laín también cree encontrar en la profecía de Ezequiel la delineación de las logias francmasónicas. También es interesante la conexión que establece el P. Laín, bien temprano para su época, entre Masonería y Judaísmo. "La frecuencia con que yo revolvía los Libros arriba dichos leyéndolos por entero, y con buen méthodo, me había dado a conocer el significado de muchas palabras hebreas, que en ellos están interpretadas. De aquí era que no dudaba que los nombres de Neker, Marat, Chabot, Sabari, Murat, Junoth, Jourdan, Boni, y otros muchos delos principales agentes de la Revolución Francesa eran Hebreos, y tienen su significación en lengua hebrea, quando en las demás lenguas son insignificantes. De esta consideración con los Autores de la Quinta Monarchía, y a investigar si de esto hai alguna insinuación en las Divinas Escrituras. Me pareció que la hai con efecto en el capítulo XI de Daniel, verso XIV, en aquellas palabras: Y también los hijos de los prevaricadores de tu pueblo se insurreccionarán para cumplir la visión, y caerán."
El P. Laín Rojas alude a varias profecías veterotestamentarias. Pero la más importante de ellas es, sin duda, la de Daniel, de la que toma nombre el título de la obra del fraile franciscano; en ella se nos narra el sueño que tuvo Nabucodonosor y que llegó a intrigar tanto al rey de Babilonia que éste convocó a los adivinos e intérpretes de sueños para despejar sus incógnitas. Es entonces cuando aparece Daniel que revela a Nabucodonosor la sustancia de la revelación onírica. Reproduciremos en otra entrega, por la importancia que tiene para el desarrollo de la "Idea de la Quinta Monarquía" el texto bíblico.
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