lunes, 6 de abril de 2015

LAS ÓRDENES DE REDENCIÓN DE CAUTIVOS


Caballero de la Orden Mercedaria


EL MISTERIOSO ESTATUTO DE LA ORDEN MERCEDARIA

 
Manuel Fernández Espinosa


La confrontación en la Edad Media entre el Islam y el cristianismo supuso la institución de las Órdenes Religioso-Militares que todavía hoy siguen mereciendo la atención de los historiadores y suscita el interés de los curiosos, pero en un capítulo menos conocido también supuso la creación de las órdenes de redención de cautivos.
 
Alfonso X el Sabio definía cautivo como "aquellos hombres que caen en prisión de hombres de otra creencia". La ocupación de España, así como las expediciones mahometanas a los territorios más diversos de la frontera con la Cristiandad: España, sur de Italia, islas mediterráneas, Tierra Santa, etcétera traían consigo la captura de muchos cristianos que eran considerados como "botín de guerra" y su destino era la esclavitud o la liberación a cambio de un rescate. La delantera que España llevaba en la conflagración con el Islam hizo que el fenómeno de la "redención de cautivos" fuese una urgencia que satisfacer aquí y, por eso, muy tempranamente (incluso antes de que se fundaran las órdenes de redención de cautivos especializadas), ya nos encontramos a un santo benedictino ocupándose "celestialmente" de la liberación de cautivos cristianos, Santo Domingo de Silos (nacido el año 1000, subió al cielo en el de 1073) . Santo Domingo de Silos fue abad del Monasterio de San Sebastián de Silos, monasterio que, posteriormente, adoptaría su nombre y este santo se convertiría en el especial intercesor para la liberación de cautivos. De él se refieren multitud de milagros realizados en este sentido en la frontera. De ahí que uno de sus hagiógrafos, Gonzalo de Berceo, dijera de él:
 
"Quiero que lo sepades   luego de la primera,
cuya es la istoria,   metervos en carrera;
es de sancto Domingo   toda bien verdadera,
el que dizen de Silos,   que salva la frontera."
 
Desde su monasterio, la fama de poderoso intercesor de Santo Domingo de Silos fue ensanchándose conforme se reconquistaba España, así es como incluso en fecha tan posterior como la de 1341, cuando Alcalá la Real es reconquistada, la primera iglesia que se erige en Alcalá la Real es con título de Santo Domingo de Silos, siendo Alcalá la Real un enclave de la frontera inmediata con el Reino de Granada.
 
Pero los milagros de Santo Domingo de Silos, cantados por Berceo, no eran bastantes para acudir a la demanda de esta perentoria obra que atendía a la liberación de los cautivos, por eso Dios suscita a los franceses San Juan de Mata (1154-1213) y San Félix de Valois (que subió al cielo en 1212) que, advertidos de la situación que se producía en España, instituyen la Ordinis Sanctae Trinitatis et Captivorum (Orden de la Santísima Trinidad y Cautivos) aprobada por Su Santidad Inocencio III en 1198. El carácter de esta orden es un tanto especial, pues a diferencia de otros institutos religiosos de su época, ni es Orden Religioso-Militar, ni tampoco monástica. Por las circunstancias era de esperar su propagación por España, siendo muy favorecida por los grandes reyes reconquistadores, como Fernando III el Santo, que le concedió muchas prerrogativas en las tierras recién reconquistadas de las Andalucías, llegando a Andújar nada más ser ésta reconquistada. El simbolismo de los colores  y posición de estos en la Cruz que distingue a los Trinitarios es muy interesante: el fondo, blanco, el brazo vertical en rojo y el brazo horizontal en azul nos están remitiendo a la pureza de Dios Padre (blanco), el sacrificio sangriento de Dios Hijo (rojo) y la constante asistencia de Dios Espíritu Santo (azul), que -a su vez- son también los colores originales de la policromía de muchas de las más milagrosas  y antiguas imágenes de la Virgen Santísima.
 
Sin embargo, España estaba tan necesitada de testigos fieles que rescataran a tantos cautivos que en el año 1218 se asiste a la fundación de una orden genuinamente hispánica para atender esta inexcusable necesidad. El catalán San Pedro Nolasco (1180-1245) que ya había empezado por su cuenta la redención de cautivos en tierras de Valencia, allá por 1203, recibirá el encargo de fundar una Orden, a instancias de la misma Santísima Virgen María: la Ordo Beatae Mariae Virginis de Redemptione Captivorum (la Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de Cautivos), con anterioridad fue conocida por otros nombres: Orden de Santa Eulalia, de la Merced de los Cautivos, de la Redención de los Cautivos y Orden de la Merced. Jaime I el Conqueridor impulsará la santa institución que se verá constituida, como hemos dicho más arriba, en el año 1218.
 
La Orden de San Pedro Nolasco nació como "Orden religiosa redentora", como lo era la francesa de la Santísima Trinidad, pero con un marcado carácter militar que puede verse en la similitud que los mercedarios guardan con los miembros de otras órdenes, sea la Templaria, la de Calatrava, la de Santiago, etcétera. La Orden de la Merced estaba constituida por frailes laicos, lo que permitía a los hermanos portar y usar armas que, en caso de ser clérigos, no podrían emplear sin grave escándalo y quebrantamiento canónico. Se le dotaba de un caballo a cada fraile, se le permitía zapatos como los templarios y la jerarquía de la Orden tenía una nomenclatura típicamente religioso-militar: el jerarca máximo de la misma era Maestre, éste tenía a sus Lugartenientes para representarlo en los obispados y regiones donde efectuaba su obra redentora, los encargados de las encomiendas o casas eran los Comendadores y, hasta el año 1281, se sabe que a esta orden se le encargó la defensa armada del castillo de Rebollet. Se les permitía el uso de armas, pero -a diferencia de las demás órdenes religioso-militares- éstas solo las podían emplear como defensa. Sus constituciones se inspiran en las de las órdenes religioso-militares. A los tres votos tradicionales: obediencia, castidad y pobreza, los mercedarios sumaban el de la entrega incondicional de sus vidas por la de los cautivos y buena prueba de ello lo dieron, canjeándose con riesgo y pérdida de sus vidas. Para ello se exigía una instrucción específica que los novicios recibían en una iniciación desusada, por ello será que René Guénon llega a decir que: "los religiosos de la Merced" habían tenido una "iniciación muy cercana a la de los Templarios".

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